No hay que hacer sangre con la vulgaridad. Siempre existe el recurso de convertirla en chiste. ¿Qué por qué lo digo? No se me hagan los suecos y echen un vistazo a las noticias hepáticas de la semana. Digo bien: hepáticas. Y es que el corazón ha perdido muchos enteros. El hígado gana por goleada.